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¿POR QUÉ UN HUMORISTA SE HACE HUMORISTA?
¿CUÁL ES MI PRIMER RECUERDO COMO HUMORISTA O SOBRE MI HUMOR O SENTIDO DEL HUMOR?
Explorando mis recuerdos, me vienen a la mente distintos momentos de la infancia donde me acompañó el humor, donde apliqué el humor o me surgió el sentido del humor.
En casa teníamos un magnetofón que permitía las grabaciones en cintas de casette y recuerdo grabar en él mis primeros chistes, que consistían en juegos de palabras que anunciaban una palabrota pero acababan diciendo otra cosa:
- Eres un hijo de pe..., un hijo de pe..., un hijo de Pedro el frutero.
También, utilizaba el humor cuando por algún motivo (peleas, accidentes, etc) mi hermano lloraba por tristeza, dolor o molestias.
En esos momentos, me ponía a hacer payasadas con mi cara y mi cuerpo que, aunque no le hacían reír, le calmaban.
Quizá porque su concentración se enfocaba en prestar atención a las tonterías que yo hacía en lugar de en su malestar.
Más adelante, estando en 5º curso con 10 años, nos pidieron redactar una receta de cocina.
Y me dio por inventar una receta cargada de ingredientes inverosímiles y repelentes.
El motivo inicial fue que no me resultara tedioso el trabajo.
Y empecé a divertirme sorprendiéndome a mi mismo encontrando en mi memoria elementos estrambóticos con los que elaborar una receta que no se comería ni un troll.
Cada vez que hallaba un elemento estrafalario, me imaginaba las risas de mis compañeros en el momento de la lectura por lo absurdo e inesperado de los ingredientes y, también, su asombro por la osadía de hacerlo ante la autoridad y seriedad de la maestra.
Sentía curiosidad por ver la reacción de la maestra ante algo tan fuera de lugar pero que respetaba las indicaciones del ejercicio.
Para un niño, romper los esquemas a la autoridad es una tentación a la que es difícil renunciar.
Y así sigo sintiéndome ahora, cuando escribo chistes.
El humor es eso: una travesura controlada. Una voladura controlada de la realidad.
Los magos hacen desaparecer cosas y luego las vuelven a aparecer.
El humor también hace desaparecer la realidad pero creando otra en nuestras cabezas.
Quién me iba a decir a mi, que, tras graduarme en otras materias, aquel acto impulsivo a los 10 años, aquel juego, acabaría convirtiéndose en mi vocación y en mi trabajo.
Un boli Bic azul y una hoja de papel donde garabatear, tachar y subrayar mis pensamientos me teletransportan al niño travieso y feliz de mi infancia y, al mismo tiempo, son mis herramientas de trabajo.
Cada humorista utiliza las herramientas que mejor se le dan para lograr su principal objetivo: hacernos reír, o bien a carcajadas o bien en silencio en el rincón de jugar de nuestra mente.
La herramienta que utilizo para hacer humor es el chiste, la palabra.
Chistes de muchos tipos: historias breves, anécdotas, réplicas y contra-réplicas, exageraciones de comportamientos hasta el ridículo, comparaciones, interpretaciones de lo cotidiano de un modo distinto al que solemos hacer, etc.
Y todas esas diferentes formas de chiste tienen en común todos o algunos de los siguientes elementos:
Parten de una verdad y realidad de nuestras vidas, de nuestro día a día.
Proponen ver desde un punto de vista diferente situaciones serias, formales o normales de nuestra realidad. Situaciones que pasan delante de nuestros ojos pero nos pasan desapercibidas.
Señalan aspectos ridículos de nuestros comportamientos y normas sociales.
Sorprenden asociando de un modo inesperado (pero lógico) dos ideas que, en principio, parecen alejadas y sin ninguna conexión pero que el chiste saca a relucir.
Plasman en nuestra mente la realidad pero con imágenes estrafalarias como aquellas que tanto nos hacían reír viendo dibujos animados de nuestra infancia.
Mis favoritos son con los que nos descubren ironías y paradojas y, también, los que dibujan en nuestra mente caricaturas dibujadas con palabras.
Es mi manera de dibujar. Porque dibujo tan mal que mi hijo, para ahorrarse los deberes, llevaba al colegio dibujos míos y nunca pasaba del 5.
LA IRÓNICA HISTORIA DE UN HUMORISTA QUE SE PREPARÓ PARA UN TRABAJO QUE NO LO GUSTABA Y ACABÓ TRABAJANDO DE ELLO
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Parte 1
Parte 2